¿Hasta donde la escuela estimula la creatividad de los estudiantes? ¿Existe un límite? ¿Por qué? ¿Qué pasa con aquellos alumnos que cuestionan al maestro y el maestro no tiene respuestas? ¿Qué es lo que la escuela desea? ¿tener alumnos excelentes para memorizar a corto plazo o alumnos innovadores y analíticos? Para responder a tales preguntas, le daré un ejemplo basado en una situación real.
Esta era una joven universitaria. Obtuvo siempre las mejores calificaciones desde el jardín de niños. Siempre sobresalió por sus trabajos. Recibió diplomas y felicitaciones especiales por el promedio más alto de su generación. Esta joven era inquieta, deseasa de aprender, por lo que se veía en la necesidad de buscar a estudiantes de grados superiores, maestros y prácticas voluntarias antes del tiempo establecido por el programa.
Sin embargo, al concluir sus estudios y presentar su examen profesional para obtener el título, los sinodales la reprueban. ¿Por qué? ¿Qué pasó? Imagínese la gran frustración de la joven. No podía ejercer como ‘Licenciada’, solo como pasante.
Al salir de la sala de examen, habló con la secretaria encargada de los trámites. La secretaria, en su propósito de tranquilizar a la joven, le dijo, “No te preocupes. No eres la única que repruebas. Mira. (Mostró una lista.) Estos 80 han reprobado en un mes. Así es siempre. Hazlo otra vez.”
La joven siguió el consejo. Hizo los trámites y pagos nuevamente. Recibió su fecha de exámen y otra vez fue rebrobada. En ambas ocasiones recibió un “pésame” de los sinodales, “Lo sentimos mucho pero no podemos aprobarte. Pensamos que no estás lo suficientemente preparada para ejercer como titulada.” La joven mostró una sonrisa de satisfacción, extendió su mano, agradeció por el examen y se despidió amablemente.
Lo intentó una tercera ocasión. Solo que ahora había una diferencia. Los sinodales la conocían y sabían que era una persona que no se limitaba a su trabajo sino que investigaba y realizaba programas nuevos con buenos resultados. Además, ellos mismos autorizaron que fuese la representante de su estado en el Primer Congreso a Nivel Internacional, ya que no existía ningún otro profesionista que tuviese un programa personal para presentarlo en una conferencia. Esto ayudó a que la joven finalmente fuera aprobada y titulada. Claro que no era conveniente para la universidad tener una representante “pasante” o “reprobada”. Sin embargo, en lugar de felicitación de los sinodales, recibió un consejo:
“Esperamos que seas muy cuidadosa con lo que dices con respecto a nuestra escuela. No debemos decir que la escuela no cumple con las demandas de la sociedad, ya que todos podemos perder nuestro empleo. No habría estudiantes, tampoco maestros.”
¿Cómo fue el examen profesional? Las preguntas planteadas en las tres ocasiones fueron exactamente las mismas y las respuestas dadas por la joven también fueron las mismas en cada examen. Por ejemplo:
Sinodal: ¿Cómo explicas tú: pensamiento lógico?
Joven: Responde según su criterio.
Sinodal: No, así no lo define Piaget, etc.
Joven: Usted me preguntó cómo lo explico yo. Así lo explico yo. Pero si usted quiere saber como lo define Piaget u otro yo puedo explicarlo. (Lo explica)
(El sinodal pide un respuesta literal basada en el glosario de determinado libro.)Sinodal: ¿Piensas que los jóvenes egresados de nuestra escuela son capaces de poner en práctica lo que aprendieron?
Joven: No, no son capaces. Yo veo a muchas de mis compañeras y la mayoría prefiere trabajar como maestras de escuelitas, o niñeras. Y las que trabajan su área no saben qué hacer. A veces buscan ayuda de otra compañera para poder realizar un programa de rehabilitación.
Sinodal: (No dicen nada.)
Sinodal: ¿Qué piensas de la calidad de nuestro programa de estudios?
Joven: El programa es mediocre, ya que lo que se imparte está fuera de realidad. Una vez que el recién profesionista está afuera, no sabe qué hacer. Hay otras demandas. El programa requiere ser actualizado.
Sinodal: (No responde.)Sinodal: ¿Cuánto tiempo te tomaste para prepararte para tu examen profesional?
Joven: Gran parte de mi vida, desde que inicié mis estudios.
Sinodal: ¿Quieres decir que no estudiaste?
Joven: Sí, estudié durante dos años de pre-escolar, seis años de primaria, tres de secundaria, dos de preparatoria y cinco y medio de universidad, además de prácticas voluntarias y servicio social.
Sinodal: Pero todos estudian mucho antes de su examen.
Joven: Yo lo he hecho, durante todo el tiempo. No necesito esperar al final. Además, ¿para qué voy a estudiar algo que ya aprendí?
Sinodal: (No tiene repuesta.)
El resto del examen fueron preguntas basadas en teorías, conceptos, etc., las cuales fueron respondidas.
Ahora sabemos porque la joven fue reprobada: por ser honesta y por no someterse. Esta joven recibió muchos consejos de amistades y principalmente de compañeras tituladas. El consejo fue siempre el mismo, “¡Ya! Diles lo que quieren escuchar. Cuando yo hice mi examen me preguntaron lo mismo. Para que meterse en problemas. Todos sabemos que la escuela está mal.” ¡Qué deprimente! Ese era el tipo de seres humanos que habían sido formados (¡o deformados!) por dicha universidad.
Ahora veamos la imagen que proyectó la universidad ante dicha situación.
- El objetivo primordial de la universidad es negocio. Por un lado, ¿cómo es posible que 80 alumnos reprueben su examen profesional en un mes? Por otro lado, intenta callar a los estudiantes que reconocen las fallas del programa, solo porque desean conservar sus empleos.
- Al reprobar a un estudiante en su examen profesional queda comprobado que la escuela no los está preparando bien, ya que no califican como titulados. Ahora entendemos la reacción de la joven, porque sonrió, saludó y se despidió. Ella estaba dándose cuenta una vez más que tenía razón y que los sinodales estaban de acuerdo, puesto que no aprobaban el producto de “su educación.”
Pienso que con el ejemplo anterior usted puede darse cuenta que se trata de mí, ya que siempre estoy hablando contra los sistemas educativos que no son el hogar y la familia. Efectivamente esa joven soy yo, sólo que el tiempo ha pasado.
Tengo tres pensamientos que son propios al tema.
La escuela no prepara para la vida; la escuela y la vida son inconciliables. (Lizop, Edouard.)
La escuela es un lugar donde los niños aprenden a ser estúpidos. (Holt, John.)
Se ha comprobado que en Africa y en Madagascar la escuela tiene como efecto principal privar a la nación de todos aquellos que alcanzan a instruirse durante el tiempo suficiente para escapar de la vocación agrícola. En lugar de contribuir con el haber adquirido a ayudar a quienes viven en derredor de ellos, los buenos alumnos sueñan con funciones burocráticas, gratificantes en todo sentido, con empleos administrativos y hasta con el alejamiento definitivo lejos de los lugares de miseria. (Gilbert, Roger. Las Ideas Actuales en Pedagogía.)